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BANDEIRA

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NOTAS HISTORICAS DE LA VILLA DE BANDEIRA.

Bandeira es un pequeño pueblo situado en el ayuntamiento de Silleda, provincia de Pontevedra y en el centro de Galicia (España). A la capital del municipio (Silleda) le sigue en importancia el núcleo Bandeira-Manduas (950 habitantes), por su estructura urbana, su oferta comercial y de servicios y sus diversas funciones como centro de un grupo de parroquias de buena economía ganadera y forestal.

Muchos hablan de la parroquia de Bandeira, sin embargo Bandeira no es parroquia, aunque religiosamente funciona como tal. El nombre de la parroquia es San Tirso de Mánduas (debiera decirse Mándoas) con trece entidades menores o lugares menores de población. Bandeira es el núcleo más poblado con unos doscientos vecinos y todos los demás alrededor de la parroquia con unos 75 vecinos. Los vecinos de Bandeira adoptaron como patrono local a San Antonio de Padua, sin olvidar al patrono principal, San Tirso.

Toda la parroquia está situada en una suave loma muy erosionada entre el río Toxa, al este y el Cervañiña al noroeste, de altura media sobre el nivel de¡ mar inferior a los 300 m. Bandeira está en un llano alrededor de un nudo de comunicaciones para todas partes y cerca de la estación de F.F.C.C. Es una población de gente advenediza alrededor de una gran feria comercial de¡ 14 y 29 de cada mes.

Toda esta tierra conserva restos de la cultura neolítica un de la celta siendo muy tempranamente romanizado, como puede observarse en la metalurgia, en los entrerramientos y en la alfarería. Después de la época sueva perteneció al antiguo condado decense. Fue cristianizada tempranamente con otras parroquias de la comarca.

En el S. XII en el año 1171, se construyó la antigua iglesia parroquial con la de Abades y Dornelas. De aquella primitiva iglesia parroquia¡ solo se conserva la portada principal en Mánduas dos bellos retablos barrocos y la pila bautismal en la casa de Elías de Marrás.

En el S. XVII la casa Neira de Ferrozos donó fincas a la iglesia y se hicieron presenteros de la parroquia hasta el Concilio Vaticano II que los abolió. El último párroco presentado fue Casimiro Rodríguez Abades constructor de la nueva iglesia parroquial.

La entidad poblacional de Bandeira es relativamente reciente. En el S. XVII tenía unos seis vecinos y no se llamaba Bandeira, sino "0 Fortín", con edificaciones muy pobres junto al cruce actual. Su nombre alude a la casa fuerte, de muy gruesos muros y piso alto con pequeñas ventanas para ser defendido con facilidad. Esta casa fuerte servía de almacén o tulla para recoger las rentas en grano de la casa de la Torre de Cervaña pasando posteriormente al marquesado de Santa Cruz. Ultimamente hasta el año 1950 se la conocía por lo mismo como "A Tulla". Muchos en Bandeira la recuerdan.

Esta casa fuerte que dio nombre al lugar (0 Fortín) tiene mucho que ve con la feria que allí se celebraba desde la Edad Media. Se la conocía como "Feira da Pomba" y su solar, durante siglos, estaba localizado en la llamada actualmente Finca de Valladares (Finca da Pomba) por su último poseedor que vive actualmente en Vigo. Esta familia descubrió muchas monedas antiguas al laborar el viejo solar.

Bandeira era un cruce de caminos, y por ella cruzaban el camino de Santiago (la ruta de la Plata) por un lado y por otro el camino de Caldas hacia Lugo. La población campesina de los alrededores comenzó ya en la edad media a sentir la necesidad de encontrarse en incipientes ferias donde se hacían los intercambios de productos de grano, frutas, pieles, lana, hierro para las necesarias herramientas, donde se transmitían noticias religiosas de señores y sus luchas, los juglares hacían sus malatrapismos y cantaban sus coplas en la legua gallega de aquellos días, etc.

A mediados del siglo XVIII la antigua Feira da Pomba, cambió de nombre al cambiar de solar unos 10 metros más al este, de un lugar pequeño, incómodo y húmedo a uno mucho más seco y llano y espacioso, en la llamada carballeira do Re¡, que era de dominio público, al lado de fortín. Estas carballeiras do Re¡ se llamaban así por un decreto de Carlos II mandando hacer plantaciones de carballos (mal llamados robles) de madera muy adecuada y muy necesaria para la construcción de barcos. Esa casa fuerte (fortín) vino a ser también una gran taberna en el S. XVIII con su distintivo rojo de despacho de vinos similar a "unha bandeira".

 

La feria estaba ahora situada alrededor de la "Casa da Bandeira" De ella hablan los libros parroquiales y, de ese nombre, olvidando el nombre de Fortín, recibe Bandeira, su apelativo. La enciclopedia gallega ignora este nombre. Alguien pensó que era un nombre extraño, y sin pensarlo más, buscó algo parecido. Así nació Lavandeira, topónimo abundante en Galicia, pero en el presente caso sin razón alguna mas que para la confusión castellanizante. No podemos aceptar, por tanto, el nombre que trae la enciclopedia Gallega, derivándolo de lavandeira.

La feria se celebra los días 14 y 29 de cada mes, y con el tiempo desde sus inicios figuraría entre las más concurridas de la Galicia interior De esta feria, a la que Bandeira debe fama y desarrollo ya hay constancia en el siglo XVII, y de ella habla en el XVIII Lucas Labrada - en su estudio económico del Reino de Galicia - como mercado importante «de ganado vacuno, algún pescado fresco y curado, granos y pan cocido». Esa importancia se vería potenciada con la construcción de la carretera de Santiago hacia 1850, y se mantuvo hasta mediados del presente siglo pero apenas conserva ya poder de convocatoria, por los cambios operados en la mecánica ferial.

El 4 de mayo de 1809 se concentraron aquí los voluntarios de Trasdeza para organizar las partidas contra los franceses, y aquí también reunió sus fuerzas «Cachamuiña» antes de dirigirse a Ponteledesma. Estos y otros hechos históricos acentúan el protagonismo de esta villa, que hoy ofrece una imagen moderna, con buenos servicios comerciales y culturales, bien comunicada y con alguna pequeña industria. Banda de Música, Centro Cultural, instalaciones deportivas, un grupo dedicado a recopilar el folclore o a catalogar el patrimonio cultural - su último trabajo es un «estudio dos muiños»-, un club de petanca de presencia regional, etc. Hace algunos años se recuperó la celebración de la fiesta carnavalesca del llamado «Alto dos xerais», una antigua «festa do antroido» que se había perdido en el 36; la comisión organizadora dispone de un rico y variado vestuario típico, que los «xerais» lucen en sus desfiles, arengas y sabrosos diálogos. Sabrosa es asimismo A Festa da Empanada, convertida en poco tiempo en la gran manifestación gastronómica de Trasdeza, con un creciente poder de convocatoria.

Podríamos escribir una novela muy movida y dramática con las historias y acontecimientos que a la largo de 200 años tejieron la vida de este pueblo de Bandeira, muy unido siempre a la historia de la capilla de San Antonio.

Preguntará alguno ¿Cómo fue el origen de la capilla de la devoción y del patronazgo de San Antonio, si antes aquí no había población?.

Según los libros parroquiales, antes del siglo XVIII no había mas templo que la parroquial de Mánduas. Ante la gran concurrencia de fieles cuando la misa caía en domingo, Cayetano Taboada Ulloa, señor de la casa de la viña y juez ordinario de la jurisdicción de Trasdeza, hombre religioso, soltero y muy devoto a San Antonio, fundó una capilla semipública en su honor en la casa de la Viña y otra en medio de la feria de Bandeira para facilitar la misa a los fieles, dotándola de algunas fincas y algunas rentas.

 Se levantó una pequeña edificación con una bonita portada de piedra sin campanario, con un esquilón (campariata) de 18 libras de peso colgada en un hierro curvado, sin sacristía, con piso de tierra y sin muebles , y con cierta reticencia y oposición al culto por parte del párroco, ya que quedaba de lado la misma parroquia de Mánduas.

Para dar término a la construcción fue encomendada la gestión al anciano párroco de Abades Joaquín de Espés. Se quejaba de que las paredes eran tan pobres que parecían "as paredes de un muiño". Era por el año 1875.

No había campana ni sacristía, ni ornamentos ni muebles. Venía alguna vez algún cura, sin contar con el párroco, para celebrar misa. Alguna vez se guardaron en ella las caballerías y trastos de la feria. Ante tales abusos, intervino el Obispo amenazando con el cierre si no se le dotaba convenientemente.

Algo se fue arreglando a pesar de la guerra y después la desamortización. Al final del siglo pasado el Señor Amigo de Bazar contrató la construcción del campanario y Crisostomo Novo regaló las dos campanas y María de Ferrozos construyó la sacristía con ocasión de una operación quirúrgica en que se empleó por aquí por 1ª vez el cloroformo. Esta capilla sirvió al culto hasta que por los años 70, después de derribar la capilla existente se construyó la actual capilla nueva, el salón parroquial (parte del cual está alquilado a un banco) y la casa rectoral con medios muy limitados y ciertas oposiciones.

Esta feria tan concurrida hasta hace pocos años, ante la nuevas circunstancias sociológicas, y falta de gentes de empuje con visión comercial, vino a terminar en un comercio anónimo.

La ciudadanía de Bandeira es una sociedad amable e igualitaria en general, sin tradiciones parroquiales arraigadas por ser un pueblo de gentes advenedizas de distintas procedencias.

La parroquia de San Tirso de Manduas, en cuya demarcación surgió Bandeira, fue identificada por el medievalista Piel como la «Mandolas», que figura en el nomenclator suevo de mediados del siglo VI, tras señalar que su nombre procede del latin amandola, «almendra». Dice también el historiador germano-luso que se conocen tres monedas visigodas del siglo VII, que fueron acuñadas aquí. Lo que parece indudable es la antigüedad de esta llanura como hábitat, desde el enclave de Campomarzo (¿campo de Marte?), donde López Ferreiro sitúa un campamento romano, hasta el castro de Silva y las mamoas próximas, o los topónimos de Moa y Medelo. También podría apuntarse el lugar de Brevil como el de la ilocalizada estación Brevis de la vía romana Caldas-Lugo...

La iglesia parroquial de Manduas fue levantada en los años treinta, de nueva planta - la única en la comarca con fachada hacia el naciente -, pero incorporando la puerta románica de su fabrica original y algunos otros elementos- Según López Ferreiro, su primitivo arco triunfal recordaba a los de herradura, y cuando la visitan Campo y Mayer en 1909, describen así el templo : «Es de ábside redondo, con bonitas ventanas, muchos canecillos variados y hermosas puertas, sobre todo la lateral, que ofrece la particularidad de tener la columna de un lado salomónica y otra cilíndrica, con estrías».

En el término Bandeira-Manduas hay tres cruceiros de especial interés, situados en el viejo cementerio, en el campo de la feria y en el lugar de Quintelas. Dentro de la arquitectura civil, destaca la Casa da Viña, casona con portalón almenado, en la entrada al patio, escalinata, gran chimenea y capilla exenta dedicada a San Antonio; en su fachada presenta un gran escudo con las armas de los Gil, Taboada, Luaces y el león coronado de los Valenzuela. Aquí nació el escritor y político gallego Ramón Valenzuela (1914-l980), que sufrió prisión por sus ideas tras la guerra civil; en 1949 marchó a Argentina, dónde colaboró en diversos frentes con la Galicia de la emigración y del exilio, hasta su regreso a España en los años sesenta. Entre sus publicaciones podemos destacar la pieza dramática As bágoas do demo, estrenada en 1967 y el libro de relatos O Naranxo (Madrid, 1976)

 

 

 

 

 

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Vista aerea de Bandeira en 1970
 

 

 

 

 

 

Iglesia de San Tirso de Manduas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Feira de Bandeira en 1920 ca capela antigua no centro da foto
 

 

 

 

Feira de Bandeira nos anos 70

 

 

 

Comendo o pulpo na feira

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Retablo da antiga iglesia de Bandeira

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Iglesia de San Tirso de Manduas